Aunque vivimos rodeados de ellos, poco a poco, los pasillos se han ido relegando al catálogo de las habitaciones del pasado. ¿Quién echa de menos esos espacios solo útiles para jugar al futbol cuando apenas hay niños en las casas? ¿Quién añora los sustos y sorpresas que escondían? ¿Acaso el mercado inmobiliario es capaz de preservar un espacio que no se puede vender y que no aloja más que
Categorías: Alejandro Ceballos Jiménez